Me tocó en el equipo de Atenea.
Recogí mi yelmo, una daga que me puse dentro de la bota y la espada.
Me dirigí con mi equipo, escondimos la bandera y elaboramos la estrategia. Lo hicimos como siempre, cosa que ya aburría porque normalmente les tocaba atacar o defender a las mismas personas aunque yo soy de las que se turnan y esta vez me toco atacar.
Sonó el pitido para empezar y comenzamos a correr en busca del otro equipo.
A medio camino nos encontramos con la parte atacante del otro equipo y todos los mestizos empezamos a luchar. Yo realmente lo que hacia era intentar esquivar a todos los que podía pero eso no me duró mucho tiempo. Empuñé mi espada y decidí luchar.
No se que le pasaba a mi espada porque cuando chocaba contra otra salían chispas que quemaban. Estaba tan distraída con eso que no me di cuenta de que alguien venía hacia mí y para cuando lo hice, ya tenía un corte en el brazo pero no me preocupe. Le pegué con la empuñadura en la cabeza, se mareó y cayó al suelo aturdido.
Salí corriendo en busca de la bandera pero alguien me hizo una zancadilla, me caí y me golpeé la cabeza con un tronco. Me toque la frente y me miré los dedos. Estaban cubiertos de sangre. Me levanté y seguí corriendo.
A lo lejos vi la bandera en un pequeño monte a la vista.
-¡Por aquí!-grité.
Era muy difícil el acceso a la bandera pero, había que intentarlo.
Ya estaba cerca la bandera pero justo apareció una hija de Apolo. Comenzamos a pelear y seguían saliendo chispas pero esta vez eran más. Seguimos la lucha hasta que mi empuñadura empezó a arder y la tiré al suelo. Yo también caí a causa de un empujón. Cogí tierra y se la lancé a los ojos. Cogí la espada, que volvía a estar normal, y me levanté. La mestiza me cogió del hombro y le di también con la empuñadura en la cabeza, esa chica me estaba cansando y ese golpe parecía efectivo y me gustaba.
Estaba a punto de llegar a la bandera cuando metí el pie en un hoyo y me lo torcí. Ahoge un grito de dolor e intenté sacarlo pero no pude. Vi a Peter cerca de la bandera.
-¡Peter! ¡La bandera!
Me oyó y corrió a cogerla.
Sonó otro pitido pero éste era para terminar. Habíamos ganado.
Peter soltó la bandera, vino y me ayudó a sacar el pie y a levantarme.
-¿Estás bien?-preguntó.
Le pasé el brazo por encima de los hombros para poder apoyarme y andar.
-Perfectamente-sonreí-. Creo que lo único que necesito son unas muletas y desinfectar las heridas.
-Te acompaño a la enfermería-ofreció.
-Gracias.
Llegamos y me senté.
-Bueno, te dejo aquí. Me voy a mi cabaña-dijo-. Te veo después, en la hoguera. Que te mejores.
-Adiós.
Recogí mi yelmo, una daga que me puse dentro de la bota y la espada.
Me dirigí con mi equipo, escondimos la bandera y elaboramos la estrategia. Lo hicimos como siempre, cosa que ya aburría porque normalmente les tocaba atacar o defender a las mismas personas aunque yo soy de las que se turnan y esta vez me toco atacar.
Sonó el pitido para empezar y comenzamos a correr en busca del otro equipo.
A medio camino nos encontramos con la parte atacante del otro equipo y todos los mestizos empezamos a luchar. Yo realmente lo que hacia era intentar esquivar a todos los que podía pero eso no me duró mucho tiempo. Empuñé mi espada y decidí luchar.
No se que le pasaba a mi espada porque cuando chocaba contra otra salían chispas que quemaban. Estaba tan distraída con eso que no me di cuenta de que alguien venía hacia mí y para cuando lo hice, ya tenía un corte en el brazo pero no me preocupe. Le pegué con la empuñadura en la cabeza, se mareó y cayó al suelo aturdido.
Salí corriendo en busca de la bandera pero alguien me hizo una zancadilla, me caí y me golpeé la cabeza con un tronco. Me toque la frente y me miré los dedos. Estaban cubiertos de sangre. Me levanté y seguí corriendo.
A lo lejos vi la bandera en un pequeño monte a la vista.
-¡Por aquí!-grité.
Era muy difícil el acceso a la bandera pero, había que intentarlo.
Ya estaba cerca la bandera pero justo apareció una hija de Apolo. Comenzamos a pelear y seguían saliendo chispas pero esta vez eran más. Seguimos la lucha hasta que mi empuñadura empezó a arder y la tiré al suelo. Yo también caí a causa de un empujón. Cogí tierra y se la lancé a los ojos. Cogí la espada, que volvía a estar normal, y me levanté. La mestiza me cogió del hombro y le di también con la empuñadura en la cabeza, esa chica me estaba cansando y ese golpe parecía efectivo y me gustaba.
Estaba a punto de llegar a la bandera cuando metí el pie en un hoyo y me lo torcí. Ahoge un grito de dolor e intenté sacarlo pero no pude. Vi a Peter cerca de la bandera.
-¡Peter! ¡La bandera!
Me oyó y corrió a cogerla.
Sonó otro pitido pero éste era para terminar. Habíamos ganado.
Peter soltó la bandera, vino y me ayudó a sacar el pie y a levantarme.
-¿Estás bien?-preguntó.
Le pasé el brazo por encima de los hombros para poder apoyarme y andar.
-Perfectamente-sonreí-. Creo que lo único que necesito son unas muletas y desinfectar las heridas.
-Te acompaño a la enfermería-ofreció.
-Gracias.
Llegamos y me senté.
-Bueno, te dejo aquí. Me voy a mi cabaña-dijo-. Te veo después, en la hoguera. Que te mejores.
-Adiós.
Espero que os haya gustado.
Besazos, Annabeth.
Besazos, Annabeth.
Entonces, si la espada ardía, es que es como Leo?
ResponderEliminarNo, es sólo que la espada es diferente por algo que no voy a decir que es.
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