Me quedé sentada al pie de un roble, observando a todos los campistas seguir con sus tareas, pero sobretodo pensando en el pelo seta, que me daba pena.
Ya que no sabía qué hacer ni donde estaba, fui a preguntarle al centauro.
-Oye, no sé qué hacer ni donde están los sitios, ¿qué hago?
-Busca a Jace, el te ayudará, además, así lo distraes.
-¿Jace? ¿El pelo seta?
-Sí, señorita Stone, ese mismo.
Asentí.
-¿Y dónde lo puedo encontrar?
-Probablemente en el Campo de Batalla, entrenando.
Asentí de nuevo yendo y, como Quirón dijo, ahí estaba, entrenando. Se notaba que era entrenador de esgrima, pues lo hacía bien. Luchaba contra un hijo de Ares, y debo decir que su manera de luchar era profesional. La hoja de su espada en una batalla debía de ser letal, ya que luchaba con maestría. Desde luego sería interesante desafiarle... Un error que el hijo de Ares debía de estar lamentándose, pues se hallaba en el suelo cubierto de heridas, sudor y, lo peor, se hallaba sin dignidad. Eso debía de ser un golpe duro para el orgullo, y lo demostró levantándose enfadado y lanzando la espada a los pies de Jace, para después marcharse con pasos agigantados. Me acerqué a Jace, que reposaba sobre su espada secándose el sudor de la frente. Por lo demás, parecía intacto.
-Pelo seta-dije yo, haciendo que se sobresaltase de gran manera y casi cayese al suelo.
-¿Necesitas ayuda para bajar de la torre donde esperas a tu príncipe azul, Rapunzel?-me dijo el
irónico y dándose la vuelta.
-De echo, no, necesito un guía.
-¿Y por qué yo?
-Pues porque lo dijo Quirón.
-¿Y eso a mí qué?
Fruncí el ceño mirándole.
-Te reto a una batalla-dije sacando mi espada.
-¿Tú? ¿Acabarás mal?
-No te creas, pelo seta, son años de experiencia.
-Lo que digas.
Y entonces nos pusimos en guardia. Él atacó primero, y yo me defendí esquivando su espada con facilidad.
-No se vale, estoy cansado.-se quejó.
-Y yo herida-repliqué.
Me miró observando que era cierto, así que continuó atacando y yo defendiéndome. Estuvimos así por un período bastante prolongado, hasta que la señorita Tiana fue a ver a su novio.
-Jace, ¡cariño!-chilló lanzándose a sus brazos.
-Tiana, ¡que estoy luchando!-se quejó el intentando apartarla, sin éxito alguno.
Me crucé de brazos clavando la espada en la tierra.
-Ella no es importante, lo importante soy yo-dijo ella segura.
-¿Tú? ¿Por qué? Has venido a interrumpir-dije.
-Pues porque soy su novia, obvio.
Jace le miró incómodo.
-Esto... Tiana... Me temo que no somos novios-dijo soltando una risita nerviosa.
Me tapé la boca aguantándome la risa, pero la hija de Iris se bajó y le dio un guantazo claramente doloroso.
-Eres un idiota.
-La idiota eres tú, que te creías su novia cuando ni te lo pidió-intervení yo imaginándomelo
Me miró furiosa y se fue corriendo.
-Te pasaste-me dijo Jace.
-Yo siempre me paso-dije seria y encogiéndome de hombros-. Bueno, adiós, paso de guías.
Me miró.
-No es cierto.
-¿No? Entonces demuéstralo, pelo seta.
Espero que os haya gustado.
Aleteos de las alas de las bambas de Hermes.
Aleteos de las alas de las bambas de Hermes.
Hazel McFly.
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