Capítulo XXXVI ~ Siempre

Horas después de que mi hermana nos diera su mensaje de advertencia, tanto Dylan como yo nos fuimos a nuestras cabañas a ducharnos y a prepararnos. Me até tantos cinturones y me guardé tantas armas, que si me inclinaba hacia algún lado, me caía. Creedme, lo había comprobado.
Mucho antes de prepararnos, fuimos a la cabaña de Apolo a buscar algún valiente. Se nos hizo difícil, y la verdad es que eso se queda corto. Los hijos de Apolo son como perros: quieren tener una vida tranquila y feliz, pero si tienen un motivo gordo, salen a luchar. El nuestro no era uno. Por suerte Dylan encontró a uno, no me dijo como era ni nada, solo que encontró a nuestro hombre.
Fui a la entrada del bosque, donde comenzaría una intrigante aventura.
Mi hermana se acercó a paso seguro y sonriente, con su arco en mano y su carcaj a la espalda.
-¿Y los demás?
-Vendrán en seguida-Nos quedamos esperándolos varios minutos-. ¿Por qué tardaste en venir a verme?
-Dragones. Uno de ellos mató a nuestra líder. Era mi mejor amiga, siempre me apoyó, hasta cuando los demás querían decapitarme. Tenía que vengarla. Haría lo mismo contigo, si murieses por culpa de alguien o algo, recorrería todo el  mundo hasta dar con él y matarlo.
Nos miramos serios, y yo asentí sonriendo levemente.
-Yo haría lo mismo por ti Jane, te quiero.
Me dio un beso en la mejilla.
-¿Siempre?-Preguntó mirándome fijamente.
-Siempre-Le sonreí mirándole mostrándole que era verdad con los ojos.
Dylan y el chico de Apolo se acercaban ya preparados para todo. Una vez presentados, nos adentramos al bosque. Ella se fue con su grupo, que nosotros vimos desde lejos. Había tanto chicas como chicos. Nosotros, el grupo B3, nos quedamos esperando a que mi hermana dijera algo.
Cuando vino, nos sonrió, aunque era de ánimo, ellos se la tomaron de preocupación.
-No os preocupéis de nada, ¿sí? Solo necesitamos una manticora, pero no os diré para qué, al menos de momento-nos guiñó un ojo sonriendo.
-Oh, claro, es súper fácil, ¡solo hay que seguir su mal olor! ¡¿Como encontraremos una, chica lista?!
-En eso tiene razón… No sabemos nada de buscar monstruos.
-Mi hermano y yo cazábamos de pequeños, sabe rastrear. Si no la encontráis u oís un grito… Corred-Dijo seria marchándose
-Ni lo dudes, rubita… Ni lo dudes…-Susurró Dylan.
Nos adentramos en dirección contraria a su grupo. Pasó como una hora, y nada. Esto era como  pescar, había que tener suerte y paciencia. Pero entonces…
Me paré de golpe oliendo como si fuera un sabueso.
-¿Y este que es? ¿Un perro?
-Cállate, Henry. ¿Que haces Jace? ¿Oliste algo?
Le miré alzando una ceja.
-No me tratéis como a un perro, porque os entregaré a mi hermana-Y con  eso conseguí que ambos tragaran saliva sonriendo nerviosos negando.
Me agaché cogiendo tierra moviéndola entre los dedos mirando al frente
-¿Encontraste algo?
-Sí, una manticora, y es mujer.
-No sabía que tenían sexo-Dijo Henry sorprendido y poniéndose sus cascos para ignorarnos.
-¿Puedes rastrear mujeres, Jace?-Dylan me sonrió juguetón y divertido. Nos reímos en voz baja para no hacer ruido.
-Solo a mujeres monstruos.
-¿Entonces sabes si Tiana viene a por ti?-Preguntó riendo
-A ella se le rastrea diferente-Dije uniéndome a su risa.


Seguimos buscando, hasta escondernos en unos arbustos para descansar cuando Henry me empezó a dar manotazos en brazo dejándomelo rojo, estuve a punto de gritarle, pero entonces miré hacia arriba viendo un aguijón. Estaba aquí, la teníamos encima. Uno caería.

No hay comentarios :

Publicar un comentario