Nié nos preguntó a Sophie y a mí si le podíamos conseguir un arma y accedimos perfectamente.
—Peter, ven tu también-dije-.Eres un hijo de Ares, puedes ayudarnos.
—No, Alex, Quirón dijo que sólo vosotras.
—Vale. Pues vámonos.
Sophie y yo acompañamos a Nié y le enseñamos el gran arsenal que teníamos. Le fuimos sacando una gran variedad de armas: dagas, espadas, lanzas... Se las enseñábamos y ella las apartaba diciendo un simple "no". Así estuvimos durante varios minutos hasta que encontré una flor entre montones de armas y se la di a Nié.
—Toma, ponla en otro lado.
Al cogerla se la quedó mirando. Le pasé la mano ppr delante de la cara pero ella ni se inmutaba.
—¿Qué te pasa?-preguntó Sophie.
—Esta es mi arma.
—¡Es una flor!-grité.
—No, no lo es.
La cogió por el tallo y de repente apareció una espada en su mano.
—Escojo esta.
—¿Qué...qué acaba de pasar?-estaba sorprendida y asustada a la vez porque era la primera vez que veía eso.
—Bueno, si ya tienes tu arma, ya hemos terminado hoy-Sophie ya se marchaba.
—Sí, ya me voy. Muchas gracias y hasta mañana.
Nié y Sophie se fueron y me quedé yo sola recogiendo.
Llevaba cinco minutos cuando la encontré. Era una espada. La hoja era brillante y la empuñadura tenía algo grabado en griego pero no se podía leer muy bien. Su forma era como una llamarada de fuego. La guarde entre unas telas y me la lleve a la cabaña y la escondí. Nadie podía saberlo.
Besazos!!! Annabeth Chase.
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